Nos Hemos Convertido en Vallas Publicitarias Andantes: ¿Por Qué No Caminar por Dios?
Cada día, promovemos marcas sin siquiera darnos cuenta. Los logotipos que llevamos, los eslóganes impresos en nuestras camisetas, e incluso los colores y estilos que elegimos dicen mucho sobre los productos y empresas con los que nos identificamos. Los psicólogos sugieren que esto está relacionado con la teoría de asociación implícita: nuestros cerebros están programados para asociar lo que usamos con nuestra identidad y valores personales.
Pero aquí está la pregunta: si ya somos vallas publicitarias andantes para marcas comerciales, ¿por qué no llevar un mensaje que trascienda lo temporal? ¿Por qué no hacer de nuestra ropa un reflejo de nuestra fe, difundiendo esperanza y verdad de una manera que ninguna marca puede igualar?
Como dijo Jesús: «Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse» (Mateo 5:14). Y Pablo nos recuerda: «Todo lo que hagan, háganlo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:31). Vestir tu fe es una manera audaz de dejar que tu luz brille y glorificar a Dios en los momentos cotidianos.
Imagina el impacto: un simple versículo en tu camiseta podría iniciar una conversación, plantar una semilla de curiosidad o recordarle a alguien una verdad que había olvidado. No necesitas predicar desde un púlpito para compartir el evangelio: puedes comenzar simplemente entrando en una habitación.
Toma acción hoy. Lleva tu fe con orgullo y deja que tus elecciones diarias reflejen tu misión eterna. Sé la luz en un mundo saturado de ruido publicitario.